En marketing existen varias fórmulas que pueden ayudarte, en un momento determinado, a vender más, a que tus productos suban puestos en la carrera por el posicionamiento en los buscadores o simplemente que aumenten la buena imagen de una empresa de cara a los clientes. Las técnicas de motivaciones de compra como Sabone (seguridad, afinidad, bienestar, orgullo, novedad y economía), las fases del proceso de la venta (atraer, vender, satisfacer y fidelizar) o la técnica AIDA (atención, interés, deseo y acción) son algunas de las herramientas que puedes utilizar para conseguir los objetivos marcados. Precisamente de esta última técnica, de AIDA, voy a hablar en este post.
La técnica AIDA
Esta fórmula mágica del marketing se basa en el funcionamiento de la psicología humana a la hora de tomar las decisiones de compra. AIDA es:
- A – Atención: Captar la atención del cliente potencial.
- I – Interés: Conocer el interés del cliente en torno a nuestro producto o servicio.
- D – Deseo: Provocar que el cliente desee el producto o servicio que le ofrecemos.
- A – Acción: Indicar qué deben hacer para conseguirlo.
Atención
Para iniciar un proceso de venta debes tener un cliente potencial que pueda comprar lo que quieres ofrecerle. Por ello, el primer paso es captar la atención. En este sentido, tu comunicación debe ser eficaz, relevante y, a ser posible, impactante. Así conseguirás centrar la atención de los potenciales clientes hacia tus productos o servicios.
Interés
Una vez que has captado esa atención, hay que conocer el interés que tiene el cliente hacia ese producto o servicio. Llegados a este punto, y una vez que conozcas qué necesidades tiene el cliente, debes orientar tu discurso hacia los beneficios que le aporta lo que quieres vender. Es recomendable no centrarte solamente en las características técnicas o funcionales del producto o servicio, sino dar un paso más, poniendo el foco de interés en los beneficios que dicho producto o servicio aportará al cliente en su día a día.
Deseo
En la tercera etapa de esta fórmula mágica debes generar en el cliente el deseo de adquisición del producto o servicio. Ya sabes que gracias a ese producto va a cubrir sus necesidades, además de sentirse satisfecho con su compra, por lo que aquí debes consolidar tus argumentos para que el cliente esté convencido de los beneficios que le estás ofreciendo.
Acción
Para culminar la venta, tus últimas acciones serán de acompañamiento al cliente para que haga efectiva esa compra. Aquí le debes dar toda la información de pago, las facilidades que encontrará o el método más cómodo para que él adquiera definitivamente tus productos o servicios.
Conclusión
La aplicación de la fórmula mágica AIDA, en cuatro pasos, puede ayudarte a vender tus productos o servicios. Pero no hay que olvidar que el éxito de una venta no es cuando el cliente compra la primera vez, sino cuando regresa a por la segunda. Si necesitas ayuda para optimizar tu estrategia online o para realizar campañas de Ads que favorezcan tus ventas, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
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* Artículo actualizado.